Zoila Monasterios Paredes Vicepresidenta del Consejo de Capitanes Guaraní de Santa Cruz (CCGSC)

Zoila Monasterios Paredes Vicepresidenta Del Consejo De Capitanes Guaraní De Santa Cruz (CCGSC)  

—Tejedoras. ¿Quién es Zoila Monasterios? Por favor, cuéntenos brevemente acerca de usted, de su trayectoria personal, profesional y política. 

—Zoila Monasterios. Soy guaraní, actualmente vivo en el municipio de Colpa Bélgica, al norte de Santa Cruz. Soy madre de tres hijos varones. Mi madre era muy activa y participaba en la organización siendo parte de la capitanía de Colpa Bélgica. Desde muy joven la acompañaba a reuniones donde había espacios exclusivos para mujeres, ahí se discutían asuntos de la comunidad. Sentí la necesidad de que las mujeres deberíamos organizarnos, tener un papel activo y participar en las decisiones que tomaban los hombres para el pueblo.

Sin embargo, me di cuenta de que los hombres eran muy machistas, ya que no permitían que las mujeres tuvieran voz y voto en las decisiones que ellos tomaban. Esto me recordaba a mi padre y a mi pareja, quienes también tenían una actitud machista, por ese motivo decidí salir del pueblo. No obstante, al enterarme de que mi hermana mayor se postulaba para la primera concejalía, sentí la necesidad de regresar y apoyarla. Así fue como volví a involucrarme en mi organización.

—¿Qué le motivó a participar en política?

—Primero, tuve una mala experiencia en mi infancia. Mi padre solía decir que las mujeres estamos destinadas solo a servir a los hombres. En mi familia somos cuatro mujeres, aunque mi mamá nunca cuestionaba las palabras de mi padre, yo sí lo hacía, no concebía la idea de que uno tenga que reprimir y soportar cualquier tipo de agresión o maltrato. Segundo, mi hermana se postuló como candidata a concejala y sentí el deber de apoyarla para que cumpla el objetivo que se trazó.

Posteriormente se inició un nuevo proceso electoral en Colpa Bélgica para elegir la nueva directiva y la Capitanía, me presenté como candidata. La hermana urubicheña1 Marilin ganó la presidencia de la Capitanía, el segundo lugar lo ocupó un varón y yo fui elegida como Presidenta de la organización de mujeres de Colpa Bélgica. Desde ese momento empecé a trabajar y luchar incansablemente para defender los derechos colectivos e individuales de los pueblos indígenas, principalmente de las mujeres. Soy la voz de aquellas que no pueden hablar o tienen miedo de hacerlo, quiero empoderar a mis hermanas para que se sientan libres de expresarse y ser escuchadas, que no tengan temor a denunciar la violencia que sufren de parte de sus parejas. A través de nuestro trabajo buscamos construir una vida libre de violencia y discriminación.

—¿Cuál fue su trayectoria para obtener el cargo que actualmente ocupa?

—Desde joven participé como base en las asambleas de mi comunidad. A partir de la candidatura de mi hermana tomé un rol más activo, acompañándola diariamente en su campaña. Las hermanas de mi comunidad reconocieron mi capacidad de liderazgo y decidieron apoyarme. Eso fue un gran reto para mí, ya que en ese momento estaba atravesando por una situación complicada con mi pareja. A pesar de eso, asumí el desafío como Presidenta de la organización de mujeres de mi comunidad.

Sin embargo, como sufría agresiones por parte de mi pareja, empecé a buscar información y participar en talleres y cursos sobre violencia. Quiero enfatizar que las mujeres no estamos destinadas a servir a los hombres, no somos objetos como muchos nos ven.

Por otra parte, soy miembro activa de la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia (Cnamib), fui electa en una magna asamblea y ocupo el cargo de Relaciones Exteriores y Comunicación.

—¿Su familia (pareja, hijos, madre, padre, entre otros) le apoyó para postular y asumir el cargo?

—Mi madre me brindó un gran apoyo, gracias a ella aprendí a hablar el idioma guaraní. Sin embargo, mi padre, que en paz descanse, era muy machista. Por otro lado, mi pareja actual considera que ser dirigente es una pérdida de tiempo, incluso manifiesta que los talleres que se realizan para las mujeres son una falacia. Me sorprende mucho su opinión, ya que es una persona profesional que trabaja en una Organización No Gubernamental (ONG) en estrecha relación con los pueblos indígenas.

Como dirigentes, no percibimos remuneración del Estado, ya que no somos funcionarios públicos. Por esa razón, mi hijo menor no vive conmigo, ya que no puedo brindarle el apoyo económico que necesita. Mi pareja considera que no soy buen ejemplo para ellos porque mis dos hijos mayores no son profesionales. Lamentablemente no tenemos un apoyo dirigencial, esta carencia es una gran limitante para nosotras las mujeres.  

—¿Qué expectativas tenía cuando fue elegida para el cargo que ocupa?

—No tenía expectativas. No me presenté a la elección que se realizó el 2023, no fui como candidata. Existen 13 capitanías que conforman el Consejo de Capitanes Guaraní de Santa Cruz (CCGSC), estas son: Alto Isoso, Alto Parapeti, Isoso, Boyuibe, Charagua Norte, Gran Kaipependi Karovaicho (GKK), Kaaguasu, Kaami, Parapitiguasu, Iupaguasu, Zona Cruz, Takovo Bajo Mora y Nenbute. Los candidatos participaron para ser elegidos y formar parte del Consejo. Esta elección se llevó a cabo en una magna asamblea consultiva2 con el objetivo de viabilizar diferentes proyectos para cada Capitanía, priorizando la defensa de la tierra, territorio, agua y bosque, entre otros. En esta asamblea propusieron mi nombre y fui electa como Secretaria de Educación en la Capitanía de Zona Cruz.

—¿Actualmente se cumplen esas expectativas y objetivos?

—No, porque en las Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos (NPIOC) el machismo está profundamente arraigado, nuestros usos y costumbres como el chacha- warmi3 no se reflejan en la práctica. Por ejemplo, nuestra organización no cuenta con personería jurídica ni estatuto, uno cuenta con reglamento. Mi objetivo es establecer un estatuto que nos brinde un horizonte claro.

En las 13 capitanías afiliadas al Consejo Guaraní solo una mujer es capitana, mientras que las 12 restantes son dirigidas por hombres; lo mismo ocurre con los vicepresidentes.

Particularmente, mi intención es socializar el estatuto una vez aprobado, a través de este documento quiero hacer visible la participación de las mujeres, ya que la normativa establece que las organizaciones sociales y políticas deben tener una participación en igualdad de género, es decir, 50 % de mujeres y 50 % de varones. Sin embargo, no se practica la paridad y alternancia, aunque existan leyes que establecen la paridad. Es nuestro deber como mujeres defender nuestros derechos y hacerlos prevalecer.

—Durante su experiencia como autoridad, ¿cuáles fueron los logros más importantes que su persona impulsó para el pueblo y la organización que representa?

—Un logro fundamental fue la unificación de la Asamblea del Pueblo Guaraní4 (APG), ya que anteriormente estuvimos divididos en tres. La Presidenta de Zona Cruz y mi persona fuimos las propulsoras para que se vuelva a unificar a los representantes de la asamblea para encaminar los objetivos del pueblo, por eso es fundamental que las mujeres continúen participando para ser escuchadas. Se realizó una reunión virtual con los miembros de la APG, es decir, con los representantes de Tarija, Chuquisaca y Santa Cruz.

—¿Su organización le otorgó apoyo pleno para lograr los objetivos que se había trazado?

—Cuando realizamos la reunión para unificar la Asamblea del Pueblo Guaraní conté con el apoyo pleno de mi organización, ya que era por una causa común. Como resultado, se determinó que se elegiría un nuevo directorio y este cargo recayó en un varón.

—¿Recibió algún tipo de presión, hostigamiento, amenaza u otro tipo de agresión?

—Sí, en el Directorio del Consejo Guaraní presenté una demanda contra el Presidente, por discriminación y violencia hacia mi persona. El problema radicaba en que no me informaba y no me convocaba a las reuniones a las que él solo asistía. Cuando trataba de comunicarme con él, no contestaba las llamadas, no respondía a los mensajes y me dejaba en visto. Lo demandé ante la Defensoría del Pueblo; pero me indicaron que debía seguir la denuncia por vía indígena originaria campesina, por eso denuncié ante la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob). Sin embargo, dijeron es mi che kyvy (hermano) para qué vamos a tomar medidas en su contra. Yo no me siento respaldada por la justicia indígena, la justicia debería de actuar de oficio. Si no recibo una respuesta dentro del plazo volveré a ir a la Defensoría del Pueblo, ya que tengo derecho a ser respetada como mujer y como Vicepresidenta también tengo derecho a estar informada como miembro del directorio.

—¿Qué leyes y medidas administrativas conoce contra el acoso y violencia política hacia las mujeres?

—No tengo conocimiento, solo me informé de la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia (Ley 348) porque fui víctima de agresión psicológica por parte de mi pareja. Sin embargo, esa experiencia me dio fortaleza para seguir adelante, valorarme como mujer y demostrar que, a pesar de las agresiones físicas y psicológicas, podemos seguir adelante.

—¿A través de qué medio se informó sobre las leyes y medidas administrativas contra el acoso y violencia política hacia la mujer?

—No tuve la oportunidad de informarme específicamente de la Ley Contra el Acoso y Violencia Política hacia las Mujeres6 (Ley 243). Sin embargo, la leeré para adquirir más conocimiento y aplicar esta normativa para defenderme de la violencia que estoy sufriendo por parte del Presidente de la Capitanía.

—¿Al interior de su organización existe algún mecanismo de prevención o atención para casos de acoso y violencia política?

—No, porque no contamos con un estatuto orgánico.

—¿Vio o le comentaron que hostigaron o forzaron a que una autoridad mujer cambie de opinión a la hora de tomar determinada decisión?

—No, ya que en última instancia el punto de vista de la mujer no cuenta, lo que prevalece más es la decisión de la organización y la asamblea. La opinión de la organización tiene más prioridad sobre las opiniones individuales.

—¿Conoce o sabe sobre malas prácticas en la política o acciones negativas como presiones psicológicas, conductas agresivas o acoso sexual? ¿Hay algún caso al que quiera referirse?

—Sí, tuve la oportunidad de ver y escuchar algunos casos sobre conductas agresivas y acoso sexual, aunque estaban principalmente relacionados con violencia intrafamiliar, no así con violencia política. Los casos que escuché de algunas hermanas no estaban directamente involucrados en política.

—Cuando una mujer tiene que votar o resolver demandas de su pueblo, municipio, departamento u organización, ¿qué prevalece más, la disposición de la organización política, la opinión de los hombres o cada quien decide cómo votar?

—Por ejemplo, cuando revocamos al asambleísta Ramiro por incumplimiento de deberes, participamos activamente del revocatorio y seguimos todos los procedimientos establecidos. Sin embargo, antes de que se lleve a cabo la elección ya se tenía designado al candidato que iba a asumir el cargo, quien recientemente había terminado su mandato de Alcalde TRI (Tëtarembiokuai Reta Imborika) de Charagua Iyambae8.

Se descubrió que estaban financiando su campaña para que él sea el nuevo asambleísta, argumentando que era el candidato idóneo para ocupar el cargo. Nos dijeron que debíamos votar por él; pero como el voto es secreto, decidí no hacerlo. Además tuve la valentía de decirle que no voté por él.

—Cuando en su organización hay reclamos por malversación de fondos, actos de corrupción u otros, ¿su opinión es tomada en cuenta?

—Nuestra opinión no es considerada, cuando llega la hora de tomar decisiones invalidan nuestro argumento. En realidad vulneran nuestro derecho a decidir.

—Desde su experiencia, ¿qué cosas positivas puede destacar sobre el ejercicio de los derechos políticos de las mujeres?

—La realidad es que existen hermanas que luchan por participar en la dirigencia y trabajar en políticas públicas en beneficio de las mujeres. Si bien existen leyes en favor de las mujeres, la falta de presupuesto limita llegar a las comunidades para realizar talleres de capacitación. Hay personas que desean trabajar por el bienestar del pueblo, por los derechos de las mujeres, sin embargo, la carencia de recursos es un impedimento para llevar adelante cursos de capacitación para que las mujeres se empoderen, conozcan sus derechos y puedan tener mayor participación.

—Ante los problemas que comenta, ¿cuáles serían las medidas que debe tomar el gobierno local, departamental, nacional o autónomo indígena originario campesino?

—No encuentro palabras para expresar mi frustración, si bien el gobierno estableció mecanismos para la participación política, las mujeres no decidimos incursionar en política por el temor a ser discriminadas por los varones. Las autoridades llamadas por ley no hacen cumplir la normativa porque es un proceso largo. Por ejemplo, cuando una persona realiza una denuncia enfrenta barreras como la falta de recursos económicos, la falta de tiempo y la inexistencia de justicia. Si bien existen leyes donde se establece que se debe respetar nuestros derechos, esto no se cumple. Lamentablemente, algunos tienen acceso a la justicia y otros no, algunos tienen derecho a la información y otros no.

—¿Qué medidas concretas se puede impulsar para que las mujeres ejerzan su derecho de participación de manera paritaria, sin los obstáculos que usted señala?

—Hemos logrado avanzar, pero la falta de presencia femenina en cargos jerárquicos clave como la Presidencia, la Gobernación y la Alcaldía es significativa, ya que existe mayor participación de hombres, el Presidente es hombre, el Alcalde es hombre, el Gobernador es hombre; no hay participación de las mujeres. Debemos exigir que se cumplan nuestros derechos, quiero el ejercicio pleno de la participación de la mujer, es nuestro derecho, no solo como mujer, sino como ciudadana. Por otro lado, las mujeres no desean asumir cargos políticos porque son agredidas psicológicamente, es complicado dirigir una organización debido al machismo de los hombres.

—En su criterio, ¿cómo avanza la implementación de leyes, políticas y todo lo relacionado con la participación paritaria?

—Desde nuestra posición contribuimos y aportamos a las políticas públicas, es evidente que las mujeres estamos avanzando poco a poco.

—En su criterio, ¿cómo avanza la implementación de leyes, políticas y todo lo relacionado con la lucha contra el acoso y la violencia política?

—No logré conocer la Ley 243, sin embargo, se debe dar cumplimiento a estas leyes en favor del ejercicio pleno de la mujer en política, sancionando a los agresores que maltratan a las mujeres.

—Desde su percepción, ¿qué logros o experiencias positivas tiene la participación de la mujer en política?

—La mujer aporta significativamente a la sociedad, su contribución va más allá de su papel de madre. A través de esa experiencia identificamos las necesidades y soluciones porque las vivimos a diario.

—¿Qué logros o experiencias positivas conoce gracias a la aplicación de leyes y medidas administrativas contra el acoso y la violencia política hacia las mujeres? 

—No conozco Ley 243, pero después de haber realizado una denuncia ante la Defensoría del Pueblo por el daño psicológico que sufrí por parte del Presidente de la Capitanía estoy dispuesta a informarme y a tomar todas las medidas para hacer prevalecer mis derechos a través de la justicia.

—¿Los horarios de reuniones o actividades políticas como ser viajes a otros departamentos, inauguraciones, eventos festivos, ceremonias en comunidades son adecuados para usted o podrían ser de otra forma?

—Como autoridades, nos vemos obligadas a ajustarnos a los horarios para asistir a las reuniones y eventos, sin importar si es sábado, domingo o feriado. Es realmente complicado porque tenemos familia y muchas veces por cumplir con la organización y con la comunidad dejamos a nuestros hijos sin nuestro cuidado.

—¿Conoce alguna pareja que haya tenido conflictos familiares o una separación porque la mujer participa en política?

—Sí, una compañera joven de 28 años, muy activa y madre de dos hijos, enfrentó problemas con su esposo y decidió dejar la dirigencia para empezar nuevamente y vivir en Portachuelo. Por otro lado, una persona de la tercera edad de mi comunidad solía viajar constantemente a Santa Cruz, su situación cambió porque los hijos de su esposo se la llevaron debido a que supuestamente estaba abandonada por su pareja. Otro caso fue cuando destituyeron de su cargo al TRI, la suplente debería asumir el cargo. Sin embargo, su esposo la amenazó con abandonarla si aceptaba. A pesar de la amenaza, ella se armó de valor y decidió asumir el puesto, su esposo la dejó; pero seis meses después volvió para apoyarla.

—¿Le gustaría seguir una carrera política? ¿Qué cargo quisiera asumir? ¿Contaría con el apoyo de sus familiares?

—Analicé esta situación con mi familia y, considerando los derechos que me otorga la Constitución Política del Estado (CPE), aspiro a ser asambleísta para contribuir al crecimiento y bienestar de mi comunidad. Para hacer una buena gestión en mi cargo, no para pisotear a la gente ni servirme de ella; por el contrario, a través de este cargo me gustaría trabajar por su prosperidad y promover su desarrollo.