Partido de Accion Nacional Boliviano (PAN-BOL)
Entrevista a Ruth Nina
Organizaciones Políticas
Tejedoras. ¿Cuál es la trayectoria personal, profesional, como gremialista, dirigente del transporte y la experiencia política de Ruth Nina?
Ruth Nina.
Soy una mujer que no tuvo la suerte de nacer en una cuna de oro, provengo del seno popular donde hay que luchar para ser profesional. Mi madre fue comerciante, mi padre policía y somos siete hermanas. Logré estudiar solamente hasta el bachillerato, después desde muy jóvenes tuvimos que ponernos a trabajar con mis hermanas.
Primero en el comercio ambulante, donde rápidamente sentí discriminación y un atropello a mis derechos; por ejemplo, recuerdo cuando me quitaron injustamente mi mercadería en la calle Tumusla y avenida Buenos Aires en la ciudad de La Paz. En esas situaciones mis compañeras se dieron cuenta de que yo también las defendía de los abusos y de ese modo, paso a paso, me convertí en dirigente de las comerciantes ambulantes.
A partir de ese momento empezamos a luchar en las calles para defender nuestros derechos, no por la vía jurídica, sino en la práctica. Estuve mucho tiempo en el comercio, primero como ambulante y después instalé mi tienda, empecé a crecer y llegué a ser dirigente del sector en la ciudad de La Paz.
Luego fui a Cochabamba y empecé a trabajar como chofer de trufi, con la esperanza de algún día poder estudiar. Cuando ingresé al sector del transporte también sentí discriminación porque no había mujeres choferes, solo hombres.
Posteriormente emigré a España para seguir trabajando y cuando retorné a Bolivia tomé la decisión de continuar mis estudios. Estudié la carrera de Derecho y al mismo tiempo retomé el trabajo de chofer porque tenía que pagar la universidad.
A partir de ese momento, con más conocimientos como estudiante de Derecho, empecé a defender a mis compañeros del transporte y fui elegida Presidenta de uno de los grupos más importantes de transportistas de Cochabamba. Fue un ámbito muy difícil porque el 99 % de los choferes eran hombres y yo la única mujer, entonces tuve que enfrentar discriminación y violencia psicológica, me decían que vaya a la cocina porque la conducción de vehículos era un trabajo exclusivo de los hombres. Sin embargo, esas agresiones me hicieron más fuerte y finalmente, cuando asumí la presidencia del sector del transporte, alcancé un amplio respaldo de las bases. A partir de ese momento dejé de ser una simple mujer al volante y pasé a tener poder como dirigente sindical; en ese sentido, la dirigencia del autotransporte fue para mí una escuela. Fui dirigente durante dos gestiones y posteriormente pasé a representar a más de 10 líneas de transporte en el sindicato Seis de Mayo de Cochabamba. Fue un cargo muy importante al que accedí peldaño a peldaño y donde aprendí más acerca del sindicalismo.
Después logré terminar la carrera y finalmente me titulé como abogada, entonces decidí dedicarme plenamente a defender a los sectores sociales e ingresé en la vida política. Lamentablemente, hasta entonces yo veía que a las mujeres solamente nos utilizaban como escalera política; es decir, los hombres nos pedían que hagamos las campañas políticas y cuando llegaban a los cargos se olvidaban de sus compromisos.
A mí me mandaron a dar discursos para abrir el telón de presentación de candidatos que tenían dinero, podían participar en política y prometían que el suyo iba a ser un gobierno de las mujeres; sin embargo, no cumplían sus promesas y las mujeres seguíamos siendo una escalera para ellos. A partir de ese momento me dije a mí misma que ya no sería la escalera de nadie, mucho menos de los hombres que utilizaban a las mujeres. Entonces, en ese momento me di cuenta de que era necesario luchar por un nuevo instrumento político que cambie la mentalidad de los hombres y otorgue un real poder de decisión a las mujeres.
El Partido de Acción Nacional Boliviano (PAN-BOL) nace como partido político de presencia nacional hace menos de una década. En este corto tiempo, y pensando en el f uturo, ¿qué papel desempeñan las mujeres en la vida orgánica del partido?
El partido nació en 2018, después de años de lucha y de superar muchos obstáculos para obtener la personalidad jurídica, que finalmente logramos obtenerla cuando faltaba poco tiempo para organizar las Elecciones Generales del año 2019. Para nosotros fue una gran sorpresa porque creíamos que no sería posible; entonces tuvimos que organizarnos en todo el país y asumir el reto de nuestra participación en el proceso electoral con poco tiempo para estructurarnos. Fue un proceso difícil y desafiante, especialmente para muchas compañeras mujeres que fueron un baluarte fundamental de nuestro partido político. Se realizaron las elecciones primarias del partido y yo fui nominada para la candidatura presidencial en 2019, reto que asumí aun sabiendo que PAN-BOL era un partido nuevo, que las personas no lo conocían y que no tendríamos el tiempo necesario para encarar esas elecciones.
Actualmente, ¿las mujeres son parte de las estructuras jerárquicas y de decisión de PAN-BOL?
Sí, con mucha claridad. La muestra es que yo soy actualmente vicepresidenta de PAN-BOL, elegida en una instancia nacional de diálogo realizado en la ciudad de Cochabamba; entonces, como la segunda persona más importante del partido represento a la voz de las mujeres. En el año 2019 el partido tuvo jefas departamentales en los nueve departamentos; por lo tanto, nuestra voz fue igual a la de los hombres en cualquier lugar del país. En ese sentido, demostramos que las mujeres podemos dirigir bien las campañas electorales y encarar de mejor modo el reto de participar en política.
En 2019 PAN-BOL desarrolló la mejor campaña ya que iniciamos como un partido nuevo que nadie conocía y logramos hacernos conocer a nivel nacional e incluso internacional. Si PAN-BOL no hubiese tenido la capacidad de otorgar a las mujeres la responsabilidad de su conducción seguramente no habría alcanzado ese logro.
El año 2019 hicimos la mejor campaña sin recursos económicos y sin una trayectoria larga que nos hubiese permitido organizarnos mejor. Pese al fraude y la anulación de las elecciones de 2019, PAN-BOL se hizo conocer y logró llegar con su mensaje a los nueve departamentos del país. Lamentablemente, en las elecciones de 2020 el partido no pudo hacer la misma campaña electoral que en 2019 debido a la pandemia y las restricciones asociadas, y terminó eligiendo otro candidato presidencial. Lamentablemente, el partido no logró brillar como en 2019; sin embargo, yo me siento muy orgullosa de las mujeres que tenemos en el partido porque ese año dirigieron muy bien la campaña electoral en los nueve departamentos. Esa es la muestra clara de que el partido valora la participación de la mujer y, al mismo tiempo, de que la mujer entrega el 100 % en una campaña política electoral.
¿Son tomadas en cuenta las propuestas y demandas de las mujeres en las actividades centrales de PAN-BOL?
Desde el año 2018 las mujeres tenemos voz, voto y poder de decisión en la vida orgánica del partido; incluso puedo decir que en PAN-BOL la última palabra la tenemos las mujeres porque somos más ordenadas y nos manejamos con principios y ética. Debido a ello, nosotras conducimos el partido con una línea clara que determina que no nos aliaremos con cualquier otro. Las mujeres analizamos con profundidad y cuidado todos los pasos que tenemos que dar. En la vida orgánica de PAN-BOL las mujeres somos muy importantes porque constituimos su esencia. Orgánicamente cumplimos lo que determinan nuestros estatutos y reglamentos, que establecen que un 50 % de los espacios de participación deben ser para las mujeres.
¿Es difícil para PAN-BOL cumplir con la paridad y alternancia en la nominación de candidaturas?, ¿qué enseñanzas y lecciones aprendidas puede mencionar para fortalecer la participación política de las mujeres?
Cuando en el partido tomamos la decisión de que nuestras compañeras serían candidatas ellas quedaron muy sorprendidas y nos dijeron que no lo habían imaginado. Las mujeres tienen todo el potencial para participar y ser candidatas; el problema del cumplimiento de la paridad no está relacionado con falta de oportunidades en el partido, sino con que la mujer no quiere ser candidata y/o tiene miedo porque, para ello, requiere mucha fuerza y tiempo que, como esposa, madre y pilar de su hogar, la mayoría de las veces no tiene.
Para las mujeres, el reto de ser candidatas conlleva el riesgo de abandonar el hogar. En 2019 PAN-BOL dio la oportunidad a muchas mujeres hasta en los rincones más alejados del país; sin embargo, algunas no quisieron participar. La situación es más complicada en los pueblos indígena originario campesinos, donde observamos que las mujeres no tienen voz ni voto; lamentablemente la justicia indígena originario campesina está en manos de los dirigentes que abusan de su poder, silencian y castigan a las mujeres cuando se animan a ser candidatas; por tanto, allí no existe justicia.
Ahora que yo estoy inmiscuida en la vida orgánica del partido acudo al área rural y veo que a las mujeres ni siquiera las dejan participar en reuniones; en ese sentido, creo que a las leyes indígenas les falta mucho por avanzar, parece un saludo a la bandera que las mujeres ejerzan sus derechos políticos en los pueblos indígenas. Por eso, cuando se le dice a una mujer dirigente que sea candidata te contesta que consultará si tiene el apoyo orgánico correspondiente. Ese es el punto fundamental del problema: existen leyes, pero falta practicarlas y aplicarlas para apoyar a las mujeres líderes.
¿Cómo evalúa la participación de PAN-BOL en las Elecciones Generales 2020 y Elecciones Subnacionales 2021?
Para mí la verdadera campaña electoral de PAN-BOL se hizo en la elección de 2019, donde el escenario fue propicio para desarrollarla. Quizás no tuvimos una economía suficiente ni el tiempo necesario porque recién nacimos el año 2018, mientras que otros partidos políticos se prepararon a nivel nacional con dos años de anticipación y otros hicieron campaña electoral cinco años antes. En cambio, PAN-BOL nació casi al mismo tiempo que lanzamos mi candidatura.
Con la fortaleza que me caracteriza, yo no tuve miedo ni esperé a que la prensa me convoque; al contrario, yo salí a buscar a los medios de comunicación desde las cinco de la mañana para pedir una entrevista o un espacio. Debido a ello yo creo que PAN-BOL pudo avanzar. Para mí la mejor campaña que hicimos fue en 2019, a pesar de la anulación de las elecciones y las falencias que tuvimos debido a la ausencia de organizaciones de base que nos apoyen.
En las Elecciones Generales de 2020 lamentablemente estuvimos encerrados mucho tiempo debido a la pandemia y no pudimos hacer campaña. Además, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) nos cortó el presupuesto para poder encarar la organización del proceso electoral en medio de la pandemia, entonces el único espacio al que pudimos recurrir fueron las redes sociales. En ese contexto, el candidato a la presidencia tuvo que asumir el desafío como mejor pudo y yo también como candidata a la vicepresidencia, pese a que no hubo el escenario ni las condiciones ideales para hacer campaña.
Con relación a nuestra participación en las Elecciones Subnacionales 2021, la presencia de las mujeres también fue amplia y logramos tener candidatas en diferentes lugares del país, desde el oriente hasta el occidente. Por ejemplo, en el departamento de Potosí alcanzamos la representación de mujeres líderes como asambleístas titulares y suplentes. Del mismo modo en los municipios de Potosí y Tupiza. También en el departamento de La Paz, en los municipios de Colquiri, Achocalla, Coroico, Chulumani, Chuma, Puerto Acosta, Copacabana y Caranavi, contamos con representación de mujeres líderes. Asimismo, en el departamento de Pando, en los municipios de Filadelfia y Porvenir, y en el departamento de Santa Cruz, en el municipio de Asunción de Guarayos, logramos una amplia participación de mujeres candidatas.
¿Qué enseñanzas y lecciones aprendidas puede mencionar para fortalecer la participación política de las mujeres?
Primero hay que ver las falencias o debilidades que hubo en los procesos electorales. En las Elecciones Generales de 2019 todos los candidatos fueron hombres, yo fui la única mujer y sentí que hubo desigualdad y desventajas. Cuando ingresé a entrevistas en los grandes medios de comunicación vi que a los candidatos hombres les otorgaron media hora para su participación; mientras que a mí solamente me dieron 15 minutos. Por tanto, creo que hubo un acto de discriminación porque yo no era conocida ni tenía la trayectoria de otros candidatos, incluyendo a expresidentes, exgobernadores, exautoridades. Además, no hubo la participación de otras mujeres en el proceso electoral. En ese marco, creo que sería importante que avancemos gradualmente en el país para establecer que un 50 % de las candidaturas presidenciales sean mujeres y el otro 50 % hombres, eso sería avanzar concretamente hacia una mayor igualdad. Lo que nos falta como país es socializar mucho más la información sobre los derechos políticos de las mujeres.
Si es posible tenemos que abrir cursos consecutivos y permanentes de formación de lideresas mujeres. Si bien existen candidatas mujeres en otros cargos o escaños, lamentablemente los partidos políticos nos utilizan a las mujeres solamente para levantar la mano o con el compromiso político de renunciar poco después de asumir los cargos para que ellos asuman esa responsabilidad. Entonces, en el futuro, el TSE tiene que lograr que se respete la paridad; es decir, qué bueno sería tener cinco mujeres candidatas y cinco hombres candidatos a la presidencia, de ese modo existiría igualdad plena.
Por otra parte, en la elección de 2019 no hubo debates, yo creo que es necesario normar este aspecto para que el pueblo boliviano pueda ver y analizar la capacidad de los candidatos en los debates y especialmente de las mujeres. En la experiencia que yo he tenido he podido ver que, aunque es un campo muy difícil, no es imposible garantizar condiciones para la participación política de las mujeres. Las campañas son difíciles, ser candidata a la presidencia equivale a nunca más dormir porque tienes que visitar los nueve departamentos del país, sus municipios, pueblos y comunidades. Todo eso es muy difícil si no tienes una economía y una estructura partidaria sólidas. Actualmente, en PAN-BOL estamos avanzando orgánicamente en esa dirección.
¿Qué mecanismos y/o instancias existen dentro del partido para combatir el acoso y la violencia política en contra de las mujeres? ¿Hay algún caso de sanción al que se quiera referir?
Nosotros nos basamos en nuestro estatuto y reglamento partidario. Tenemos un tribunal disciplinario, una unidad de género y un equipo jurídico que analiza cualquier tipo de violencia hacia las mujeres. Lamentablemente sí hemos tenido casos donde nuestras candidatas mujeres han sufrido acoso y violencia; por ejemplo, fue de conocimiento público que en la región del Chapare, en Puerto Villarroel, nuestra candidata a la Alcaldía en 2021 fue perseguida y amenazada por otro candidato, fue tan grave que incluso tuvo que declararse en la clandestinidad para protegerse. En otro departamento, un candidato a Alcalde ejerció violencia psicológica e incluso física en contra de una compañera candidata a quien amenazó con quemar su casa y dañar a su familia si no renunciaba. También en el municipio de Copacabana, en el departamento de La Paz, pasó algo parecido contra una candidata nuestra. Lo triste de todos estos casos es que las denuncias no prosperaron, nuestro equipo jurídico los hizo conocer al TSE y todavía seguimos esperando que se haga justicia. Si hablamos de violencia y acoso político en contra de las mujeres, estos casos han quedado en la impunidad. Es muy importante mejorar la justicia en el país y que el TSE tome verdaderas cartas en el asunto cuando hay este tipo de denuncias que afectan a las mujeres. Asimismo, es importante que dentro del partido político exista una estructura orgánica que atienda y solucione estos casos.
Nosotros como PAN-BOL activamos toda la estructura jurídica necesaria para denunciar y sancionar la violencia y el acoso político que sufrieron nuestras candidatas; no obstante, desde el Tribunal Electoral Departamental (TED) de Cochabamba no pudieron hacer nada y tuvimos que llegar al Ministerio Público. Gracias a la intervención de nuestra máxima autoridad ejecutiva y presidente del partido, Ing. Abdías Cárdenas Pereira, actualmente PAN-BOL tiene a las mujeres en el centro de sus estructuras jerárquicas y de decisión.
¿Hay alguna instancia de seguimiento a la paridad de género y/o despatriarcalización al interior de PAN-BOL?, ¿cómo funciona y qué resultados importantes ha alcanzado?
En nuestra estructura jurídica tenemos la unidad de género, que hace seguimiento al tema de paridad e igualdad de género en el partido. Si nosotros no cumplimos la paridad el TSE aplica sanciones.
A partir de su propia experiencia como candidata presidencial y vicepresidencial de PAN-BOL, ¿cuáles son los principales obstáculos o dificultades que enfrentan las mujeres en el ejercicio de sus derechos políticos?
Cuando decides enfrentar el reto de una candidatura lo más difícil se presenta al inicio de la campaña, ya que los candidatos hombres piensan que las mujeres no somos capaces y no estamos calificadas para ser candidatas presidenciales; sin embargo, no tienen el valor de decirnos de frente su opinión. Los candidatos hombres siempre minimizan a la mujer, por eso sigue existiendo el machismo; tenemos que luchar contra ese tipo de violencia, racismo y discriminación.
Mi experiencia en política no ha terminado con la candidatura presidencial, aunque pareciera que esa vivencia me ha marcado ya que actualmente, allá donde voy, las personas esperan mucho de mí. Ahora yo estoy en el ámbito sindical, soy dirigente de mi comunidad de los Yungas; sin embargo, a veces piensan que, por haber sido candidata a la presidencia ya no puedo hacer una vida normal. Ahora mismo sufro discriminación como dirigente de las comunidades a las cuales yo pertenezco y nuestras leyes indígena originario campesinas no nos contemplan ni nos incluyen. Yo me considero a mí misma una mujer indígena con raíces indígenas; mi madre es de pollera y mi padre es del campo. No obstante, otros dirigentes que, que conforme a la Ley 073 deberían hacer respetar los derechos de las mujeres campesinas indígenas, piensan que, como fui candidata, ya no tengo derecho a ser dirigente y me discriminan. Entonces, estamos en una lucha constante contra la discriminación y el racismo, seguimos sufriendo y luchando como mujeres.
Yo soy profesional y conozco las leyes del país, sin embargo, no soy escuchada; entonces, me pregunto qué sucederá con las mujeres que no conocen sus derechos y no pueden levantar su voz. La mujer debe seguir luchando no solamente en el ámbito político, sino también en el ámbito de las dirigencias y las comunidades. En cualquier ámbito o lugar de Bolivia la mujer tiene que luchar, hacer respetar sus derechos y exigir que se escuche su voz.
¿PAN-BOL cuenta con un estatuto orgánico aprobado que contemple mecanismos para garantizar el ejercicio pleno de los derechos políticos de las mujeres?
Sí, el estatuto del partido fue aprobado para obtener la personalidad jurídica y establece el régimen de derechos para la participación de todos los militantes. En la actualización de nuestro estatuto se ha cumplido todo lo requerido por ley.
¿Qué f unción o actividades desarrolla actualmente Ruth Nina?
Actualmente estoy al servicio de los pueblos indígena originario campesinos brindando apoyo profesional como abogado en la defensa de sus derechos. De igual modo, apoyo a los sectores de escasos recursos y más vulnerables, como niños, niñas y mujeres. Asimismo, soy dirigente sindical y asesoro a la comunidad indígena originaria campesina Esmeralda, donde tenemos nuestros chacos. Allí no hay caminos ni acceso a la vivienda, vive mucha gente humilde y yo estoy junto a ellos. De ese modo distribuyo mi tiempo entre el trabajo orgánico y profesional; también me dedico al comercio. Es decir, conozco y vivo la realidad que sufren las mujeres, al igual que muchos pueblos y comunidades del área rural, debido al abandono del Estado.